lunes, 26 de septiembre de 2011

ESCUELA PÚBLICA. EDUCACIÓN PÚBLICA

   Carmen de Michelene fue una maestra sevillana que se educó en la Institución Libre de Enseñanza, que conoció y aprendió de Giner de los Ríos, de los hermanos Machado y de muchos artistas e intelectuales de la época. Hace años, contaba en la televisión andaluza que, en una ocasión,  un alumno le preguntaba para qué le iba a servir aprender inglés cuidando las ovejas de su padre: para saber más, le dijo, para saber más.
   Llevo la mitad de mi vida con vocación de educador. Ya entonces, cuando comprendí que iba a ser maestro, entendía la educación como el camino que lleva a las personas a ser libres. Teniendo en cuenta esa premisa, he realizado siempre mi labor educativa, bien en los colegios, en la educación de adultos o en los campamentos de verano. Desde la universidad, hemos aprendido  una lección de la que ya fui consciente en mis veranos con niños: los verdaderos protagonistas de la educación no somos los educadores, ni los políticos, ni los colegios, siquiera. Los verdaderos protagonistas, sin duda alguna, son los alumnos/as.
   Durante estos días, está habiendo muchas movilizaciones, protestas, asambleas, manifestaciones... para defender la escuela pública y el derecho de los compañeros a no perder su puesto de trabajo. Iniciativas a las que me he sumado y me seguiré uniendo. Pero, hay dos aspectos que estamos olvidando.
   El primero, consiste en obviar lo verdaderamente importante, dejar de lado a los que tienen el protaginismo de la enseñanza y de la educación: los niños/as. Es verdad que se les está nombrando, les estamos poniendo dentro de las protestas y de las excusas, pero, en realidad, no estamos pensando de verdad en ellos/as. Y el motivo nace del segundo olvido.
   En segundo lugar, nos olvidamos de que nuestra profesión, nuestro colectivo es uno de los más institucionalizados, aburguesados y menos movilizado de este país. Durante años, hemos permanecido impasibles a varias aberraciones en nuestro trabajo: hemos permitido, sin protesta, sin manifestarnos, sin exigir a nuestros representantes sindicales, que los políticos gobernantes cambiaran una y otra vez la ley de nuestro sistema eduacativo. Y hemos callado, aún conociendo, la dificultad de nuestra tarea por ello y el perjuicio para nuestros alumnos. Hemos permitido que los políticos nos utilicen como moneda de cambio, como rompeolas electoral, como perpetua promesa... y hemos callado. Hemos permitido que, en alguna CC.AA. como la madrileña, se ataque durante años la educación pública, en detrimento de la privada - concertada (echad un vistazo al enlace de abajo). No nos ha imporatado. Sólo hemos levantado nuestra voz, sólo hemos movido nuestro gordo trasero acostumbrado, cuando se hablaba de nuestra subida salarial (casi nunca, por otra parte). Y, en estos momentos, la parte de maestros/as y profesoras/es movilizados es minoritaria. La gran mayoría, permanece, impasible, sentada en sus sillones, cara a una pizarra, donde ya no se escribe el futuro.
   Por eso, deberíamos ser más críticos con nosotros mismos y pensar que, quizá, nosotros también tenemos nuestra parte de culpa en todo esto. Y, ojalá que nos demos cuenta y que permanezcamos siempre alertas, en defensa de nuestro trabajo y de lo más importante del mismo: nuestros alumnos y alumnas. En definitiva, seguiremos trabajando en nuestras aulas, como siempre, como hormiguitas para conseguir que nuestros niños/as consigan, algún día, ser libres por sí mismos. Mientras tanto, no olvidemos la importancia de nuestra labor y exijamos siempre que se nos respete y valore, por ellos mismos. Y exijámonos también aquello que pretendemos con nuestro trabajo docente: seamos libres y dignos del puesto que tenemos en la sociedad.




No hay comentarios: