martes, 3 de abril de 2012

LA BELLEZA

   Hace años, escuché a Sánchez Dragó decir que "la cultura siempre ha estado en la derecha". Ya entonces, al igual que hoy, fui rotundo: eso es totalmente falso, con un pero. Lo único que tenía de cierto semejante afirmacion es que, en nuestro país, durante mucho tiempo, la derecha obstentó el privilegio de acceder a la cultura, mientras que la clase trabajadora (en los años del silencio no existía la clase media) se limitaba a escuchar seriales por la radio. Simplemente, no había dinero para ese arte de liceo. No obstante, el arte, al igual que hoy, salía de la calle, de la gente del pueblo: con una guitarra, con un pincel o con una pluma cargada de versos y metáforas hirientes.
   Poco a poco, la clase media fue naciendo en España y, con ella, el acceso a cierta cultura pagada. Durante los años de la democracia, casi todos los hijos/as de cualquier trabajador, hemos tenido acceso a la cultura, a la formación y al ascenso laboral, hasta los mejores puestos, tanto en la península ibérica como en el resto de Europa y del mundo (véase investigadores, doctores, escritores, profesores, ingenieros...). Esta igualdad cultural es lo que  más escuece en una parte del país; o, mejor dicho, lo que más escuece a un sector social de la cuidadanía.
   Por raro que parezca, esta jodida crísis está sirviendo, a penas en unos meses, para intentar desmantelar esa equidad conseguida gracias al esfuerzo, las ilusiones y el talento de nuestros padres y madres. La educación pública no interesa, por diversas razones: una, porque la mayoría de los votantes y de los "portadores de aquella exclusiva cultura" llevan a sus hijos a los colegios concertados y privados, en busca de una élite que les permita estar por encima de la llaneza de la urbe. otra razon es, porque cuanta más calidad tenga la enseñanza pública, mayor igualdad entre ricos y pobres, cosa que no les conviene; otra, porque existen unos intereses económicos tras el apoyo a la enseñanza concertada y privada, de los que no habla casi nadie.
   La primera razón es la que nuestra clase política, hoy en el poder, esgrime para apostar por las enseñanzas no públicas. Lo hace, afirmando que la enseñanza privada y concertada es más barata que la pública y que tiene mejores resultados. Con respecto a la primera afirmación, es imposible que, teniendo que ganar el empresario, se de una educación de calidad costando menos dinero; otra cosa es, que, en la muchos colegios concertados, piden "aportaciones  voluntarias" para llenarse más aún los bolsillos. La segunda aseveración es también rotundamente falsa; puesto que, durante años, estamos viendo a nuestros amigos/as, hijos/as del pueblo llano, diplomarse, licenciarse y, hasta, doctorarse en carreras universitarias con tanta o mejor formación que los hijos de "la cultura sesgada". Este segundo punto, duele mucho en las clases del poder; que sus hijos tengan que competir con los del populacho y hasta pierdan la "batalla" laboral con ellos.
   Por tanto y para finalizar esta serenata nocturna, sentencio que la cultura no es aquello que pago porque es elitista y da prestigio. La cultura es aquello que nace del ingenio, del trabajo y esfuerzo, que surje también de la propia necesidad, afinando el propio ingenio; es aquello que convierte un sueño en arte, que convierte lo sencillo y llano en belleza. Y, de esto, la izquierda tiene mucho, mucho. Y la derecha, por supuesto, que también. Creo que ya vale, por parte de todos (los políicos los primeros) acabar con ese concepto dual de derecha esto e izquierda lo otro. Pero, eso que estábamos comenzando a superar, nuestros gobernantes están dispuestos a resucitar de nuevo.  De ahí, la pérdida de derechos, la pérdida de oportunidades e igualdades y la pérdida de presupuesto para la educación, la cultura y la ciencia: cimientos de un país desarrollado. Esto último deberían recordarlo. No lo olviden.